viernes, 24 de abril de 2015

Ordenadores cuánticos: más cerca de lo que parece

Los ordenadores normales, así como los superordenadores, están pensados especialmente para hacer operaciones, que son las que nos permiten realizar todas las tareas que hacemos diariamente delante del PC. Sin embargo, están a punto de llegar unas nuevas máquinas capaces de hacerlo todo a una mayor velocidad y con una eficacia impensable hasta ahora. Estamos hablando de los ordenadores cuánticos, que han dejado de ser un elemento de ciencia-ficción.

La diferencia entre un ordenador cuántico y uno normal es que los primeros trabajan a nivel del átomo, siguiendo para ello los fundamentos de la física cuántica.
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Cómo funciona un ordenador cuántico
Así, los ordenadores normales con los que estamos acostumbrados a trabajar utilizan bits. Sin embargo, los ordenadores cuánticos utilizan una nueva unidad, llamada qubit que está formada por átomos individuales. Así, mientras en la computación clásica cada bit contiene un valor que puede estar representado por un 0 o un 1, un qubit puede contener ambos a la vez, lo que facilita un aumento importante en la velocidad de procesamiento.

Para el usuario medio, el que no entiende de física y no le importan las unidades internas, los ordenadores cuánticos podrían ser mucho más veloces que los tradicionales. Y es que, mientras un ordenador normal trabaja de forma secuencial, los cuánticos son capaces de hacerlo en paralelo. Esto quiere decir que los PC que tenemos en casa tienen que resolver primero una tarea y posteriormente otra, hasta realiza todas las que sean necesarias para la realización de una actividad. Sin embargo, un ordenador cuántico es capaz de realizar varias tareas a la vez, lo que facilita un aumento de velocidad.

En realidad, para utilizar el Office o navegar por Internet, que es lo que hacemos la mayoría con los ordenadores, disponer de un ordenador cuántico no tiene demasiadas ventajas sobre los habituales. Sin embargo, sí que puede ser de gran ayuda para descifrar claves, al no tener que ir localizando uno por uno los caracteres que componen una contraseña. Esto implica que pueden ser muy útiles para algunas cosas, pero también peligrosos si caen en malas manos.

En el ámbito científico, los ordenadores cuánticos pueden servir para secuenciar genomas o hacer estudios de química cuántica, lo que puede resultar muy útil de cara a la creación de nuevos medicamentos.

La historia de los ordenadores cuánticos
La idea de crear ordenadores cuánticos empezó a estudiarse en los años 80, aunque no fue hasta los 90 cuando se encontraron fundamentos sobre los que empezar a trabajar. En concreto, en 1994 el matemático Peter Shor publicó un algoritmo que se convirtió en el pistoletazo de salida para empezar a trabajar con modelos reales de ordenadores cuánticos y no sólo con un puñado de ideas desordenadas. De hecho, ya existen ordenadores cuánticos construidos, aunque de momento se trata únicamente de prototipos que no tienen intención de salir pronto a la venta.

Google o la NASA han sido algunas de las primeras instituciones en interesarse por este tipo de ordenadores, que aunque ya son una realidad aún están lejos no sólo del usuario medio, sino también de las grandes empresas. Sin embargo, todos los expertos coinciden en que este tipo de ordenadores van a constituir un impulso importante en el futuro de la informática, ya que en unas décadas el uso de ordenadores tradicionales nos parecerá algo del paleolítico.

Algunos expertos calculan que para el año 2020 podríamos empezar a ver los primeros ordenadores cuánticos, aunque todo depende de cómo vayan los experimentos de desarrollo.

El principal problema por el que los ordenadores cuánticos aún no han llegado al gran público son los errores. En los ordenadores tradicionales sólo hay dos tipos de errores posibles, mientras que en los cuánticos existen tres, por lo que resolverlos es mucho más complicado. Pero ya se ha conseguido acabar con los errores en algunos pequeños módulos cuánticos, por lo que el primer paso para que estos ordenadores se conviertan en una realidad ya se ha dado. Probablemente, en un futuro no muy lejano, todo lo que hoy conocemos como informática pase a convertirse en parte del pasado.

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